Sintra

Ayer fue un día muy largo. 

A las 11 cogimos un tren dirección Sintra. A unos 50km de Lisboa. Es una pequeña ciudad confeccionada por y para el turismo. Además está hecha de manera que para verlo todo has de pasar por todo antes.

Es muy bonita y tiene construcciones muy antiguas que se conservan perfectamente pero no me extraña porque cobran por cada paso que das y claro, así cualquiera tiene dinero para mantener aquello. 

Nos habían insistido mucho en que no nos perdiésemos esta ciudad y creemos que es porque Portugal se sostiene gracias al dinero que se gana aquí con los turistas. 

El castillo se ve desde abajo que es donde está el pueblo. Hay que andar un poco para ir desde la estación al centro del pueblo y una vez allí sólo queda caminar y mucho. 

Primero nos encontramos con la Quinta de Regaleira. Es una fabulosa composición de casas, campos, fortificaciones y grutas en las que se pasa un rato muy agradable. Visitamos la casa, después de pagar sus 4´5 euros y pudimos ver planos y más planos del arquitecto de la casa. La verdad es que la mansión es una pasada y tiene miles de habitaciones y escaleras de caracol (ya iré poniendo más fotos).

Y después de haber visitado la casa, la capilla, haber subido hasta la torre de los vigilantes y visto alguna que otra muralla, encontramos el pozo iniciático. Debe tener unos 40 metros de profundidad y se baja por escaleras de caracol. Abajo está encharcado pero una vez allí aparecen unas grutas sin luz por las que te puedes perder un rato intentando encontrar la salida. Ahí estábamos todos los turistas con nuestros móviles intentando hacer luz. 

Luego fuimos a comer a un restaurante todo lleno de españoles y después cogimos un Bus para ir al castillo. En el autobús nos clavaron...(se aceptan apuestas): 4´5 euros (toma ya!). Cada uno ese pastón y el bus lleno, pero luego comprendimos que fueron nuestros cuatro euros mejor invertidos de nuestra vida. Qué cuestas, que camino y qué largo. No habríamos subido caminando ni en dos horas. Una vez arriba descubrimos que visitar el palacio costaba 11 euros y el castillo 5 euros, así que intentamos llegar lo más lejos que pudimos, hacer unas fotillos y pa´casa que ya era hora.

Una vez aqui tuvimos poco tiempo para descansar. Nos arreglamos, cenamos y otro vez de paseo. Tuvimos fiesta con el otro grupo de españoles que está en la academia. Son vascos y cántabros y la verdad es que nos lo pasamos muy bien con ellos. A las 6 creo que volvimos a casa y hace un rato que me he despertado. Más tarde iré a un cyber para poder ver internet entero porque esto de sólo poder entrar en Google ya cansa.

Luego más...