lunes, 29 de junio de 2009

Lisboa se hunde

Primero fue el terremoto, luego el incendio y ahora la inundación. Casi julio, verano y aquí no deja de llover. Comenzó el sábado de madrugada. Nos pilló en la fiesta del orgullo gay de Lisboa. Ya teníamos pensado ir desde hace tiempo así que allá que nos fuimos. La verdad es que esperaba más perversión. Supongo que por todo lo que había visto de la fiesta de Madrid, pero aquí son más moderados, al menos en la fiesta de la noche, porque el desfile nos lo perdimos mientras veíamos el Parque das Nações.


El sábado fue el día del orgullo gay y los portugueses lo celebraron en Belém. Al lado de la torre más famosa de la ciudad. Llegamos ya tarde, sobre la media noche y transportados por un eléctrico con dos travestis que cantaban fados. Estuvo muy animado porque la gente aplaudía y estaba lleno el tranvía. Cada vez que el conductor frenaba, los dos tipos disfrazados de mujer gritaban como si hubiesen visto un rata.


Lo primero que me sorprendió del lugar fue la cola que se había formado para mear. Seis urinarios para unas 5.000 personas. había un pequeño escenario y alrededor, formando una plaza, puestos con informaciõn y bares con comida y bebida. Estaban haciendo unas actuaciones cuando llegamos. Fuimos Álvaro, João, sus amigos, su prima, Javi y yo.

Luego llegó lo mejor de la noche porque salió al escenario la Terremoto de Alcorcón, a la que nunca había visto ni oído y me encantó. Qué letras, que movimientos! jaja. Muy chulo. Se me olvidó que estaba rodeado de gays jeje. A javi y a mi nos tocó uno delante bastante pesado, que no dejaba de moverse y más de una vez nos vimos tentados a decirle: "Tú, maricón, quietecito" Pero claro, podríamos haber salido escaldados de allí. La terremoto tuvo recuerdos para todos los gays españoles allí presentes, pero no se acordó de los heteros. Pero bueno, el sábado era su día. Me encantó el chico que iba con ella, disfrazado de mujer, con peluca y barba. Menudos bailes se pegó. Creo que en cuanto vuelva me bajaré canciones de ella.
No cantó demasiado pero se despidió no sin antes recordarles a todos que son maricones, boyeras, tortilleras, etc...


Después de eso, la improvisada plaza se vació un poco y pusieron música más electrónica. De vez en cuando chispeaba, pero hubo un momento en el que las gotitas se convirtieron en tormenta de verano. Cayó con tanta fuerza que en unos minutos estábamos completamente mojados bailando bajo la lluvia. Fue genial, exceptuando que hacía viento y, por tanto, frío. Cometimos un error al refugiarnos debajo de un árbol, porque al bailar entrábamos en calor y bajo la vegetación sólo conseguimos frío.



Finalmente, tras más de media hora de lluvia intensa, bajo la que muchos siguieron bailando, conseguimos resguardarnos bajo un bar. Al rato cesó la lluvia y nos marchamos para coger un autobús. Mojados hasta los pies pero con la sensación de haber pasado una noche genial, nos fuimos a la camita.


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