El fútbol unió culturas

Hola chicos y chicas, niños y niñas.

Estoy en las horas previas a mi vuelo de vuelta a Buenos Aires, el cual deseo que llegue cuanto antes porque me muero de calor. Son las nueve de la mañana y si no estamos a 40 grados...

Ayer mientras estaba en Internet, un tipo preguntaba a los chicos si nos apetecía jugar a soccer. Le dije que si y me fuí al campito de fútbol que hay aquí en el hostal. Con hierba y dos porterías hechas con madera de tronco. Al principio pensaba que eran todo ingleses, pero descubrí una colonia latina y me uní a ellos. El fútbol resultó clave para volver a sentirme en un país de habla hispana, pero acabé agotado. Entre el cansancio de las cataratas y el calor, al tercer partido ya no podía más.

Lo bueno es que pase toda la noche con un argentino, dos colombianos y una colombiana. Cenamos asado y vimos el show de tango que ofrecían en el hostal. Luego estuvimos de charla hasta las dos al lado de la piscina, contando cada uno las curiosidades de su idioma. Se nos unieron dos chicas de El Salvador y hoy nos vamos ya todos más o menos a la misma hora. Así que pasaremos la espera juntos.

Tengo los pies llenos de picaduras. El off me ha servido para el resto del cuerpo pero lo de los tobillos es horrible. Tengo algunas heridas que si estuviese en África seguro que moría, porque tienen una pinta...No voy a hacerles fotos porque no son demasiado agradables, pero imaginad una picadura mu fea mu fea.

Y bueno, de momento eso es todo. Tengo tanto calor que me cansa incluso escribir. Voy a beber algo sino moriré de deshidratación, si no muero antes por las picaduras.

Ale gente, en Buenos Aires os cuento algo más.