Domingo

Esta es una torre de televisión en medio de la ciudad que vi el día de visita a Santiago. Toda la ciudad está llena de contrastes entre torres enormes y edificios normales de ladrillo.

Este soy yo como prueba de que llegué al Pacífico y noté su frío.

Se acaba está mal dicho porque lo dice el hombre cuando acaba la faena. Mejor decir, se termina.

A ver si escribís más que yo lo hago para que comentéis y no para que me lean las paredes.

A ver por dónde empiezo hoy...

Ha sido un día largo, con un montón de actividades. Lo primero es que he ido a misa. Ha sido curioso porque hacía años que no iba y estaba repleta de niños. Hemos a una iglesia nueva a la que acuden muchas parejas jóvenes y en un momento el cura ha llamado a todos los niños a sentarse en las escaleras, ha sacado un mono de peluche que les ha dicho que deben rezar antes de abrir los regalos de Navidad.

Y al final les daban una hoja para pintar a todos los niños. Tendrían que aprender los curas españoles. Unas prácticas de un mes aquí y se les iría la chulería que les caracteriza.

Después de pasar por casa para recoger el bañador, hemos comido en Burguer King y luego hemos ido a la casa de unos amigos de Flor y Juan. Sus amigos no están y tienen piscina. Así que hemos pasado parte del mediodía y de la tarde ahí tomando el primer baño del verano. Mi segundo verano este año.

Después hemos pasado por una feria de artesanía donde Flor se ha comprado un vestido y en un momento en el que me he quedado solo con los niños he visto como Juanito se caía dentro de una charca con agua sucia. Lo que iba a ocurrir se veía venir desde hacía tiempo, incluso me lo había prevenido Juan Manuel. Al menos no se ha mojado todo.

Antes hemos pasado por una juguetería para que les comprasen algunas cosas a los niños sin que se diesen cuenta y al volver a casa nos hemos duchado para irnos a ver y escuchar un recital navideño en un parque de la ciudad. Pero ni el sonido, ni el asiento ni la vista era buena, así que nos hemos marchado a tomar algo.

Ahora hace ya un rato que estamos en casa y aquí estoy yo escribiendo en el blog. Mañana iremos a hacer algunas compras y el martes por fin tendré el gusto de probar el asado de Juan Manuel.

La verdad es que esta ciudad, a pesar de estar en Sudamérica, está muy bien. Tiene una buena organización, la gente es amable, no parece ser peligrosa y todo eso se ve en la calle. Así como Buenos Aires se veía una ciudad caótica, Santiago tiene orden. Es un ejemplo para el resto del continente.

Os recomiendo venir, aunque no esperéis ver chicas guapas. Las chilenas, de momento, casi mejor si se quedan en casa.